El primer día que probé DeFi, casi me dieron ganas de rendirme.
Frente a una pantalla llena de protocolos desconocidos, direcciones largas que temía copiar mal, y guías de operación con más de diez pasos, la sensación no era la de gestionar mis finanzas, sino la de estar en un examen de programación contrarreloj.
Estoy seguro de que no soy el único: muchas veces lo que nos detiene no es la barrera económica, sino ese agotamiento de “demasiado complicado”.
Por eso, cuando vi lo que está haciendo @Infinit_Labs, entendí enseguida cuál es el problema que quieren resolver.
En pocas palabras, quiere
Ver originales