La verdadera idiotez solo tiene una forma: cuando alguien abre la boca y habla del bienestar, la seguridad, la prosperidad y el honor de la nación, el país y el gobierno. Pero en cuanto a sus derechos básicos, libertades y dignidad, nunca piensan en ello. Y respecto a las injusticias, desigualdades y a los innumerables inocentes, indefensos y sin voz a su alrededor, muestran total indiferencia. Cuando el gobierno controla la información y fomenta el odio, no está defendiendo el país, sino su propio poder. En casa, enciende la luz; la electricidad es monopolio estatal; toma una ducha, el agua es monopolio estatal; cocina, el gas es monopolio estatal; enciende la computadora, el ancho de banda es monopolio estatal; enciende la televisión, la cadena de TV es monopolio estatal; hace una llamada, las telecomunicaciones son monopolio estatal; mira tu libreta de ahorros, los bancos son monopolio estatal; la venta de billetes en línea para aerolíneas y ferrocarriles es monopolio estatal; y si alguien muere, el crematorio también es monopolio estatal.