Las personas que pueden soportar el sufrimiento son también menos amables. Los hallazgos de la investigación muestran que el grado general de preferencia por alimentos y bebidas amargos está de manera estable asociado con rasgos de personalidad "oscura" más intensos. En concreto, aquellos que especialmente disfrutan del café negro, el agua con quinina y otros alimentos amargos, tienden a mostrar en las pruebas de personalidad características como egoísmo, indiferencia, falta de empatía e incluso deseos de manipulación y agresividad(, así como maquiavelismo, narcisismo y psicopatía). Esto no significa que gustar del sabor amargo conduzca directamente a comportamientos antisociales, sino que revela una base biológica compartida. Los investigadores proponen la hipótesis de la "toxina" para explicar este fenómeno, sugiriendo que la preferencia por el amargo podría ser una señal evolutiva que simboliza que el individuo ha desarrollado estrategias de supervivencia más resistentes, e incluso más confrontacionales, para hacer frente a amenazas u obstáculos externos, y que esta estrategia comportamental se refleja en rasgos de personalidad antisociales. Por lo tanto, la preferencia por el sabor amargo quizás no sea solo una cuestión de gustos, sino que también podría ser una pista latente que refleja las características profundas de la personalidad del individuo.