Aléjate de aquellas personas que hablan de manera mordaz y aguda, su dureza no es un simple descuido, sino un reflejo de su verdadera naturaleza. Las palabras son el eco del pensamiento, no creas en excusas como "tiene la boca dura pero el corazón blando", detrás de un lenguaje áspero a menudo se esconde un corazón afilado. La sinceridad y la malicia en la crítica son fundamentalmente diferentes; cuando alguien te hiere repetidamente con sus palabras, eso ya no tiene nada que ver con la buena intención. Lo que debes vigilar más es a las personas que habitualmente te dañan con sus palabras. En el subconsciente, probablemente no te brindan el respeto que mereces. Observa bien, ¿tratarían con la misma actitud a sus superiores o a personas que respetan? Esas bromas con doble sentido, en realidad, son una forma de liberar selectivamente sus emociones negativas, y en esencia, son una forma de violencia blanda que prueba los límites. Cuando enfrentes ataques verbales que te incomoden, establecer límites no es un asunto menor; responder con una actitud firme es una de las mejores formas de autoprotección.