Llega una noticia de gran impacto a altas horas de la noche: las expectativas del mercado sobre un recorte de tipos de la Fed en diciembre se han disparado repentinamente hasta cerca del 90%.

Este aumento de las expectativas no surge de la nada. Las previsiones de inflación en EE. UU. para noviembre han caído al 3,2% y los datos de empleo también muestran cierta debilidad, dejando margen suficiente para un recorte de los tipos de interés. Más importante aún, los grandes bancos de Wall Street, que antes eran cautelosos, han comenzado a cambiar de rumbo de forma colectiva. Instituciones como Morgan y Nomura han ajustado urgentemente sus previsiones, considerando que una bajada de 25 puntos básicos en diciembre ya está prácticamente asegurada.

El mercado cripto, siempre con un olfato muy fino, ya ha reaccionado de antemano. Un recorte de tipos implica una mayor liquidez, menores costes de financiación y, normalmente, un beneficio para los activos de riesgo: esta lógica ya la tienen más que asumida los jugadores del sector. Aunque dentro de la Fed todavía quedan algunos halcones que podrían votar en contra, la tendencia general parece difícil de revertir.

Sin embargo, cuando la política se haga efectiva, la volatilidad del mercado podría ser incluso mayor de lo esperado. Tener una expectativa es una cosa, pero que se cumpla es otra bien distinta. Ahora, parte del “dinero inteligente” ya ha empezado a posicionarse por adelantado, pero ¿será capaz este recorte de tipos de disparar una nueva ola alcista? Todo dependerá de si los datos posteriores y el sentimiento del mercado logran sostener este impulso.

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