Los DePIN pueden alterar los monopolios tecnológicos y devolver el control a las personas | Opinión

Las redes de infraestructura física descentralizada (DePIN) tienen el potencial de transformar la forma en que accedemos y utilizamos los servicios del mundo real. Los casos de uso potenciales solo están restringidos por su imaginación. ¿Y si… se pudieran establecer puntos de acceso a Internet en zonas rurales con poca cobertura? ¿O podrían recompensarse los propietarios de viviendas devolviendo el exceso de energía solar a la red? ¿Podrían los consumidores compartir con otros el espacio de almacenamiento no utilizado en sus dispositivos? O incluso los empresarios podrían desbloquear microcréditos entre pares para construir proyectos locales.

Respaldados por la tecnología blockchain, los DePIN hacen todo esto posible, en un momento en que la infraestructura que impulsa la economía global está experimentando un cambio sísmico. Las cifras de Statista sugieren que el 33,8% de la población mundial no utiliza Internet, siendo las personas de los países de bajos ingresos las que tienen más probabilidades de quedar excluidas de la sociedad de la información moderna. La Agencia Internacional de Energía estima que 100 millones de hogares dependerán de paneles solares en los tejados para 2030, y mejorar los incentivos económicos será un catalizador crucial para su adopción. Y no olvidemos que el auge de la inteligencia artificial significa que la necesidad de almacenamiento y computación está en auge, y McKinsey proyecta que la demanda de centros de datos aumentará un 10% anual desde ahora hasta el final de la década. Los DePIN tienen el poder de cultivar una red de almacenamiento en la nube que es mucho más barata que los actores tradicionales, incluidos Google y Amazon.

Los DePIN representan un desafío competitivo para los proveedores centralizados que dominan el panorama empresarial. Actualmente, grandes empresas o gobiernos controlan la mayor parte de la infraestructura que utilizamos a diario. Este orden crea un riesgo real de monopolios en los que la falta de opciones eleva los precios para los consumidores y las empresas, y la búsqueda de ganancias obstaculiza la innovación y excluye a los clientes en función de la geografía y los ingresos.

La necesidad de cambios

Las cadenas de bloques están en el corazón de estas redes descentralizadas. Las personas y empresas que aporten infraestructura física pueden ser recompensadas con tokens criptográficos que se pagan automáticamente a través de contratos inteligentes. Los consumidores también pueden utilizar activos digitales para desbloquear servicios a pedido.

Este enfoque no se trata de modernizar el acceso a la infraestructura, sino de cambiar la forma en que se gestiona, se accede a ella y se posee. A diferencia de los proveedores centralizados, los tokens criptográficos emitidos a través de DePIN incentivan a todos los participantes a participar. Las organizaciones autónomas descentralizadas (DAO) son vitales para establecer el marco para la gestión de estos proyectos. Los activos digitales se pueden utilizar para votar propuestas que van desde actualizaciones de red planificadas hasta dónde se deben asignar los recursos. Mientras que las grandes empresas están motivadas por las ganancias, los proyectos impulsados por la comunidad pueden centrarse en satisfacer las necesidades de las zonas desatendidas. La emisión de tokens también puede proporcionar la financiación necesaria para construir infraestructura y adquirir el terreno, el equipo y la experiencia técnica necesarios para hacer despegar una idea.

Web3 ha sido impulsado por la creencia de que los usuarios de Internet deberían tener control total sobre sus datos, y que se debe impedir que los gigantes tecnológicos moneticen información personal sin dar nada a cambio. Los DePIN se alinean bien con estos valores, al mismo tiempo que reducen las barreras de entrada y garantizan una competencia sana. Múltiples mercados para el acceso a Internet, el almacenamiento de datos y la energía darán como resultado precios mucho más justos para los usuarios finales y alentarán a los rivales a innovar para tener puntos de diferencia convincentes. También significa que un emprendedor que comprende profundamente las necesidades de su comunidad puede iniciar un negocio sin grandes requisitos de capital. El acceso abierto y la interoperabilidad son el futuro.

Desafíos en el camino

Se deben superar desafíos particulares para que las DePIN tengan un impacto global duradero. No se puede negar que las corporaciones multimillonarias se benefician actualmente de economías de escala, vastas bases de usuarios y grandes bolsillos. Es por eso que corresponde a las innovaciones descentralizadas mostrar por qué su enfoque es mejor. Llegar a mercados sin explotar que no están siendo atendidos por gigantes empresariales es un buen primer paso. Otro obstáculo que se interpone en el camino de la adopción es la incertidumbre regulatoria, que puede impedir que los inversores y participantes se involucren. También es necesario pensar detenidamente en las ramificaciones de los DePIN en la privacidad de los datos. A menos que se impongan salvaguardias, alguien que acceda a un punto de acceso a Internet a través de la tecnología blockchain podría revelar inadvertidamente su ubicación particular.

Se han creado ecos que permiten establecer DePIN y al mismo tiempo garantizar que se preserve la privacidad del usuario en todo momento, defendiendo la propiedad de los datos y la soberanía propia. Además de reducir los riesgos que rodean el robo de identidad, se han creado teniendo en cuenta la naturaleza cambiante de la regulación global, con medidas como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en la UE que obliga a las empresas a repensar la cantidad de datos que mantienen en su cuenta. clientes.

DePIN y el futuro de Internet

Centrarse en Europa como caso de uso y cómo estos obstáculos regulatorios afectarán a más de 400 millones de ciudadanos en el continente brinda información invaluable sobre cómo los DePIN (y la infraestructura sobre la que se basan) pueden afectar los años venideros.

Por un lado, el panorama actual de Internet significa que debemos crear una nueva identidad digital cada vez que queramos unirnos a un sitio web o una aplicación, entregando manualmente información personal completando largos formularios para abrir cuentas. Luego, los usuarios se enfrentan a términos y condiciones extensos o avisos de privacidad que a menudo no se leen, lo que deja a las personas en la ignorancia sobre cómo se utilizarán sus datos en el futuro. Es por eso que la UE ha propuesto identidades digitales singulares que podrían usarse para múltiples servicios (desde “pagar impuestos hasta alquilar bicicletas”) y cambiar la dinámica sobre cómo se comparte la información confidencial. Este enfoque significaría que los consumidores estarían en el asiento del conductor y podrían decidir qué contrapartes tienen derecho a saber más sobre quiénes son.

El enfoque de la Unión Europea es ambicioso y requiere una infraestructura rápida, económica e interoperable, que permita almacenar y utilizar de forma segura firmas digitales, controles de identidad y credenciales en todo el bloque comercial. Otro elemento que debe incorporarse a la mezcla son las monedas digitales de los bancos centrales, con el Banco Central Europeo encabezando los esfuerzos para crear una forma electrónica del euro que sea de uso gratuito y que preserve la privacidad, al mismo tiempo que permite transacciones transfronterizas instantáneas con empresas. , otros consumidores y gobiernos.

Una infraestructura de alto rendimiento y bajo costo será esencial para que los consumidores de todo el continente utilicen activos descentralizados, sin mencionar el cumplimiento normativo. Las billeteras centradas en la privacidad deben admitir múltiples cadenas de bloques, identidades descentralizadas, credenciales verificables y almacenamiento de datos. Una aplicación móvil sencilla y fácil de usar será fundamental para garantizar que los DePIN ganen impulso.

El futuro es brillante y todavía tenemos que arañar la superficie de las ventajas que la descentralización puede aportar a todos. Sin embargo, la usabilidad y la eficiencia son dos pilares clave a los que se debe dar prioridad si se quiere que esta nueva ola de innovación iguale el impacto incomparable de Internet.

Chris fueron

Chris fueron

Chris Were es el director ejecutivo de Verida, una red de datos descentralizada y autónoma que permite a las personas controlar su identidad digital y sus datos personales. Chris es un emprendedor tecnológico radicado en Australia que ha pasado más de 20 años desarrollando soluciones de software innovadoras, últimamente Verida. Con su aplicación de las últimas tecnologías, Chris ha revolucionado las industrias de finanzas, medios y atención médica.

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