La curva de rendimiento de los bonos estadounidenses se acentúa, aumentando el riesgo de corrección en las acciones tecnológicas

La semana pasada, los cambios en las expectativas de política de EE. UU. provocaron volatilidad en el mercado. El presidente Trump expresó su inclinación respecto al candidato a la presidencia de la Reserva Federal y sugirió una expectativa de recorte de tasas, lo que inmediatamente generó preocupaciones sobre la independencia del banco central. Como resultado, los mercados de Asia-Pacífico el lunes estuvieron en general a la baja, con caídas superiores al 1% en el Nikkei 225, la capitalización de Taiwán, el índice compuesto de Corea y el índice Hang Seng.

Las acciones tecnológicas de EE. UU. lideraron las caídas, destacando la caída de 11.4% en un solo día de la empresa líder en chips Broadcom, la caída del 4.5% en la plataforma de computación en la nube Oracle, cuyo indicador de riesgo crediticio alcanzó un máximo de 16 años. El índice Philadelphia Semiconductor cayó más del 5%, y el índice Nasdaq 100 registró su mayor caída en un solo día en tres semanas.

La estructura de rendimientos de los bonos estadounidenses muestra una diferenciación clara. Según los datos más recientes, el rendimiento de los bonos a 2 años cayó a 3.52%, mientras que el rendimiento a 10 años subió a 4.18%, y el de 30 años alcanzó 4.84%, un máximo de casi cuatro meses. Este fenómeno de diferenciación entre los índices de bonos a corto y largo plazo refleja las expectativas contradictorias del mercado sobre las perspectivas de empleo y la inflación en EE. UU.: por un lado, preocupaciones por una desaceleración económica, y por otro, vigilancia sobre la persistente subida de la inflación.

El aumento en el rendimiento de los bonos a largo plazo ejerce presión directa sobre la valoración de las acciones. Actualmente, el mercado enfrenta dos preocupaciones principales: primero, la brecha entre la gran inversión de capital y la rentabilidad real en las principales empresas de la cadena de valor de la IA; y segundo, que las acciones en general están en una situación de alta valoración combinada con alta volatilidad. Empresas con resultados relativamente sólidos como Broadcom también han caído significativamente, reflejando una notable enfriamiento del sentimiento de riesgo.

El foco clave a corto plazo está en el informe de empleo no agrícola de noviembre que se publicará el martes. Se espera que las nuevas contrataciones de octubre se revisen a la baja en 10,000, y que en noviembre haya una recuperación a 130,000, aunque los analistas señalan que esta cifra puede estar más influenciada por ajustes estacionales, y que la mejora real en la demanda laboral es dudosa. Si los datos decepcionan las expectativas, aumentará el pesimismo sobre las perspectivas de beneficios en las acciones tecnológicas.

Desde el punto de vista técnico, el índice Nasdaq 100 no logró superar la resistencia en 26,000 puntos en su reciente intento, mostrando una tendencia a la corrección a corto plazo. Si se perfora aún más el nivel psicológico de 25,000 puntos, se pondrá a prueba la zona de soporte en 24,000 puntos. Actualmente, las acciones tecnológicas enfrentan una doble presión por la vacancia de políticas y el aumento del índice de bonos, por lo que no se debe subestimar la presión de una corrección a corto plazo.