Anoche, el Bitcoin realmente supo cómo hacer sufrir a sus seguidores. Desde 87,100 dólares subió hasta 90,400, casi rompiendo un nuevo máximo, pero en un abrir y cerrar de ojos fue empujado por debajo de 86,000, con un volumen de liquidaciones en 24 horas que superó los 500 millones de dólares. Muchos exclamaron que la tendencia alcista había regresado, pero esta caída reveló problemas mucho más complejos que la superficie.
En esencia, esta volatilidad se debe a la autodestrucción del apalancamiento alto. Los largos que usaron 10 o 20 veces apalancamiento para comprar en máximos, ante una pequeña corrección del mercado, fueron forzados a cerrar sus posiciones. Los exchanges, para gestionar el riesgo, solo pueden liquidar en mercado, lo que provoca una cadena de liquidaciones en cascada, amplificando la caída. No se trata de un cambio de tendencia, sino de una estampida colectiva de los jugadores apalancados.
Pero el verdadero riesgo aún no ha llegado. Lo que más preocupa ahora en el mercado es la decisión de tasas de interés del Banco de Japón el 19 de diciembre. Aunque parece lejano, en realidad afecta al flujo de capital global. Durante décadas, las instituciones han tomado préstamos en yenes a casi cero costo y los han convertido en dólares para invertir en activos de alto rendimiento, incluido Bitcoin. Si Japón sube las tasas, el costo de tomar prestados en yenes aumenta, y estos fondos se verán obligados a vender activos y convertir en yenes para pagar sus deudas. ¿Qué tan terrible puede ser esta reacción en cadena? La lección de julio del año pasado aún está fresca: cuando Japón sube las tasas, los mercados globales también tiemblan.
Por eso, en el mercado actual, hay que estar atento tanto a los riesgos del apalancamiento alto como a las posibles repercusiones de la decisión del banco central en diciembre.
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Anoche, el Bitcoin realmente supo cómo hacer sufrir a sus seguidores. Desde 87,100 dólares subió hasta 90,400, casi rompiendo un nuevo máximo, pero en un abrir y cerrar de ojos fue empujado por debajo de 86,000, con un volumen de liquidaciones en 24 horas que superó los 500 millones de dólares. Muchos exclamaron que la tendencia alcista había regresado, pero esta caída reveló problemas mucho más complejos que la superficie.
En esencia, esta volatilidad se debe a la autodestrucción del apalancamiento alto. Los largos que usaron 10 o 20 veces apalancamiento para comprar en máximos, ante una pequeña corrección del mercado, fueron forzados a cerrar sus posiciones. Los exchanges, para gestionar el riesgo, solo pueden liquidar en mercado, lo que provoca una cadena de liquidaciones en cascada, amplificando la caída. No se trata de un cambio de tendencia, sino de una estampida colectiva de los jugadores apalancados.
Pero el verdadero riesgo aún no ha llegado. Lo que más preocupa ahora en el mercado es la decisión de tasas de interés del Banco de Japón el 19 de diciembre. Aunque parece lejano, en realidad afecta al flujo de capital global. Durante décadas, las instituciones han tomado préstamos en yenes a casi cero costo y los han convertido en dólares para invertir en activos de alto rendimiento, incluido Bitcoin. Si Japón sube las tasas, el costo de tomar prestados en yenes aumenta, y estos fondos se verán obligados a vender activos y convertir en yenes para pagar sus deudas. ¿Qué tan terrible puede ser esta reacción en cadena? La lección de julio del año pasado aún está fresca: cuando Japón sube las tasas, los mercados globales también tiemblan.
Por eso, en el mercado actual, hay que estar atento tanto a los riesgos del apalancamiento alto como a las posibles repercusiones de la decisión del banco central en diciembre.