El Banco Central de Japón actuó según lo previsto, elevando la tasa de interés por primera vez en 11 meses hasta el 0.75%, alcanzando un máximo en 30 años. Pero lo interesante es que, mientras normalmente este tipo de aumento de tasas suele fortalecer el yen, en esta ocasión ocurrió lo contrario: el dólar frente al yen rompió directamente la barrera de 156, y el yen se devaluó en respuesta.
A simple vista parece contradictorio. Pero el propio banco central ha dado una explicación: incluso con la subida de tasas, las tasas reales seguirán en territorio profundamente negativo. En otras palabras, la tasa nominal subió, pero el poder adquisitivo real sigue siendo devorado por la inflación. Los salarios y los precios probablemente seguirán subiendo de manera moderada y sincronizada, y la rentabilidad real sigue en números negativos.
Lo más importante es la actitud del banco central. Están siendo extremadamente cautelosos en sus indicaciones, evitando deliberadamente dar una hoja de ruta clara para futuras subidas de tasas. Esta estrategia es bastante inteligente: la ambigüedad estratégica en realidad ayuda a evitar que el yen sufra oscilaciones bruscas nuevamente. Si se habla demasiado claramente, el mercado puede reaccionar de forma excesiva.
Por lo tanto, la lógica política real es la siguiente: externamente anuncian que están en modo de subida de tasas (política restrictiva), pero internamente mantienen un tono de flexibilización, aunque con pasos muy prudentes.
En cuanto a cuándo podrían volver a mover las tasas, el mercado actualmente lo estima para junio o julio del próximo año. Pero muchos en la industria consideran que esto es demasiado optimista. Cada vez más analistas se inclinan por una ventana más conservadora: octubre de 2026. ¿Qué opinas tú? ¿Cuánto tiempo podrá el banco central mantener este equilibrio de "boca cerrada en palabras, pero con política de flexibilización real"?
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rug_connoisseur
· 12-19 07:38
El Banco Central de Japón realmente sabe jugar con su "política de endurecimiento y flexibilización", es el banco central de Schrödinger.
El Banco Central de Japón actuó según lo previsto, elevando la tasa de interés por primera vez en 11 meses hasta el 0.75%, alcanzando un máximo en 30 años. Pero lo interesante es que, mientras normalmente este tipo de aumento de tasas suele fortalecer el yen, en esta ocasión ocurrió lo contrario: el dólar frente al yen rompió directamente la barrera de 156, y el yen se devaluó en respuesta.
A simple vista parece contradictorio. Pero el propio banco central ha dado una explicación: incluso con la subida de tasas, las tasas reales seguirán en territorio profundamente negativo. En otras palabras, la tasa nominal subió, pero el poder adquisitivo real sigue siendo devorado por la inflación. Los salarios y los precios probablemente seguirán subiendo de manera moderada y sincronizada, y la rentabilidad real sigue en números negativos.
Lo más importante es la actitud del banco central. Están siendo extremadamente cautelosos en sus indicaciones, evitando deliberadamente dar una hoja de ruta clara para futuras subidas de tasas. Esta estrategia es bastante inteligente: la ambigüedad estratégica en realidad ayuda a evitar que el yen sufra oscilaciones bruscas nuevamente. Si se habla demasiado claramente, el mercado puede reaccionar de forma excesiva.
Por lo tanto, la lógica política real es la siguiente: externamente anuncian que están en modo de subida de tasas (política restrictiva), pero internamente mantienen un tono de flexibilización, aunque con pasos muy prudentes.
En cuanto a cuándo podrían volver a mover las tasas, el mercado actualmente lo estima para junio o julio del próximo año. Pero muchos en la industria consideran que esto es demasiado optimista. Cada vez más analistas se inclinan por una ventana más conservadora: octubre de 2026. ¿Qué opinas tú? ¿Cuánto tiempo podrá el banco central mantener este equilibrio de "boca cerrada en palabras, pero con política de flexibilización real"?