Construir código abierto nunca pasa de moda. Hay algo especial en ver que tu código realmente funciona en el entorno de prueba de otra persona, ¿sabes?

Pero aquí está lo que duele: ver un proyecto financiado con 17 millones de dólares $COAI aterrizar en un intercambio importante, y luego darte cuenta de que básicamente tomaron el trabajo exacto que nuestro pequeño equipo comunitario construyó. Todo ese financiamiento, todas esas listas en intercambios—simplemente no se comparan con crear algo desde cero.

Esa es la verdadera victoria. La innovación original. El código que salió del sudor y la pasión, no de un presupuesto de marketing.

Quizás la industria necesita un recordatorio: el dinero y las listas en intercambios son agradables, pero no te convierten en el innovador. Los constructores de comunidad son los que están escribiendo la verdadera historia.