Últimamente he visto que muchas personas están muy preocupadas por el aumento de tasas del Banco de Japón, temiendo que se repita aquella vez en que Bitcoin cayó de 60,000 a 50,000 dólares. Pero si analizas cuidadosamente las dinámicas del mercado, verás que esta vez la situación es completamente diferente.

El Banco de Japón ya anunció con un mes de anticipación que aumentaría las tasas, una estrategia llamada gestión de expectativas: todos saben que esto va a suceder. ¿Y cuál es la clave? Los inversores astutos se prepararon desde el principio, apostando por la apreciación del yen, y ya habían obtenido sus ganancias. Entonces, ¿por qué vender en pánico y salir corriendo cuando la noticia del aumento realmente se hace oficial? Esto es lo que se suele llamar en el mercado "comprar expectativas, vender hechos".

Hay un detalle aún más importante: los rendimientos de los bonos del gobierno japonés ya estaban en niveles exorbitantes; este aumento de tasas no fue un golpe de sorpresa, sino simplemente una ratificación de hechos ya establecidos.

Lo más interesante es el contexto macroeconómico. La Reserva Federal acaba de dar señales claras de una bajada de tasas. Al compararlo, se entiende claramente: por un lado, Japón ajusta sus tasas de manera pausada, y por otro, EE. UU. está lanzando una política de liquidez a toda velocidad. En este escenario, el dinero caliente global no se irá a Japón, sino que seguirá buscando oportunidades en otros lugares.

Por eso, el impacto del aumento de tasas en Japón en esta ocasión es en realidad limitado. La ola de pánico y desendeudamiento ya pasó, y las expectativas del mercado también se ajustaron bastante. En lugar de asustarse a sí mismos, es mejor observar la reacción real del mercado: los datos hablarán por sí mismos.