¿Aún hay alguien que no lo sabe? En dos meses, China enfrentará un gran cambio que afectará a todo el país.

En ese momento, cerrarán todas las fábricas, las escuelas suspenderán clases, las grandes tiendas cerrarán sus puertas y el mercado de valores no podrá operar.

Los ricos huirán en familia hacia zonas rurales remotas, los ciudadanos estarán ansiosos por cambiar sus yuanes por diversos suministros, y también acumularán frenéticamente bolas de color naranja, y todo tipo de alimentos básicos se agotarán rápidamente.

Los familiares que normalmente no se ven con frecuencia se reunirán apuradamente, pegarán notas rojas en las puertas de cada casa, y la ciudad, que normalmente está llena de vida, se volverá repentinamente silenciosa.

Todos estarán pegados a la televisión haciendo la cuenta regresiva, y cuando llegue el último momento, en todas partes de la ciudad resonarán explosiones y el humo llenará el cielo urbano.

Luego, la gente compartirá información entre sí, usando papel y bloques para pasar el tiempo, y los niños formarán grupos para pedir dinero.

En la televisión y en la radio, se repetirá mecánicamente la misma frase: esta es la gran transformación que China experimenta una vez al año.

A esta transformación que afecta a todo el país la llamamos

Año Nuevo