He Yi dijo que el 10/11 fue el momento más oscuro de su vida; creo en sus sentimientos, pero la realidad es mucho más cruel que las emociones: en esos días, la escala de liquidaciones fue de al menos 40.000 o 50.000 millones de dólares, y el margen realmente barrido superó los 10.000 millones, mientras que la compensación que la plataforma ofreció a los minoristas fue solo una pequeña parte. Además, añadió: "Ese dinero podría haberse usado para publicidad", una frase que en realidad ya lo dice todo: la opinión pública es más importante que la responsabilidad.
No es algo dirigido contra la plataforma, simplemente tengo claro que ante un accidente grave, quienes logran ser escuchados nunca son los minoristas. Los creadores de mercado pueden negociar compensaciones, las instituciones pueden hablar de mecanismos, pero los minoristas solo pueden esperar a ver hacia dónde sopla el viento, esperar al PR, esperar el silencio.
Lo más irónico es que, tras el incidente, quienes debían guardar silencio lo hicieron, quienes debían limpiar su imagen la limpiaron, y cuando empiezan los eventos, vuelven los aplausos. Si en una industria, tras un accidente, solo queda la propaganda y no la reflexión, el fuego nunca se apagará. Los que no fuimos barridos hasta el fondo solo hemos tenido suerte, nada más.
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He Yi dijo que el 10/11 fue el momento más oscuro de su vida; creo en sus sentimientos, pero la realidad es mucho más cruel que las emociones: en esos días, la escala de liquidaciones fue de al menos 40.000 o 50.000 millones de dólares, y el margen realmente barrido superó los 10.000 millones, mientras que la compensación que la plataforma ofreció a los minoristas fue solo una pequeña parte. Además, añadió: "Ese dinero podría haberse usado para publicidad", una frase que en realidad ya lo dice todo: la opinión pública es más importante que la responsabilidad.
No es algo dirigido contra la plataforma, simplemente tengo claro que ante un accidente grave, quienes logran ser escuchados nunca son los minoristas. Los creadores de mercado pueden negociar compensaciones, las instituciones pueden hablar de mecanismos, pero los minoristas solo pueden esperar a ver hacia dónde sopla el viento, esperar al PR, esperar el silencio.
Lo más irónico es que, tras el incidente, quienes debían guardar silencio lo hicieron, quienes debían limpiar su imagen la limpiaron, y cuando empiezan los eventos, vuelven los aplausos. Si en una industria, tras un accidente, solo queda la propaganda y no la reflexión, el fuego nunca se apagará. Los que no fuimos barridos hasta el fondo solo hemos tenido suerte, nada más.