El giro de la Fed: Recortes de tipos en diciembre de 2025 y el camino hacia 2026
Un punto de inflexión en la política monetaria de EE. UU.
La reunión del FOMC del 9–10 de diciembre cierra un año definido por un giro controlado desde una política monetaria restrictiva hacia una relajación propia de las primeras fases del ciclo. Tras dos recortes de 25 puntos básicos en septiembre y octubre, los mercados esperan un tercer recorte en diciembre, situando la tasa de fondos federales en el rango del 3,50%–3,75%.
El objetivo de la Fed ha cambiado: preservar la estabilidad del mercado laboral mientras finaliza el proceso de desinflación sin reavivar las presiones sobre los precios. Con el crecimiento enfriándose desde los máximos posteriores a la pandemia y comenzando a aparecer tensiones en los datos de empleo, esta reunión fijará las expectativas para la política de 2026 y determinará si el “aterrizaje suave” sigue siendo creíble.
Contexto económico: moderación con fragilidad
El impulso económico al comenzar diciembre se está desacelerando de forma controlada.
Se prevé un crecimiento del PIB cercano al 2% en 2025, reflejando la resistencia del consumo de los hogares, pero la inversión empresarial se ha debilitado debido a que los costes de financiación se mantuvieron elevados la mayor parte del año.
La inflación se ha enfriado drásticamente respecto a los niveles de 2022. El IPC general se estabiliza cerca del 3%, mientras que las medidas subyacentes permanecen firmes por la dinámica de vivienda y energía. La normalización de la oferta sigue presionando los precios de los bienes a la baja, pero alcanzar el objetivo del 2% probablemente se extienda hasta 2026.
El mercado laboral—la señal de riesgo crítica para la Fed—se está debilitando. El desempleo ha subido a mediados del 4%, el impulso de contratación se desvanece y el crecimiento salarial se ha moderado hasta alrededor del 3,5%. Bajo los datos principales, las vacantes laborales disminuyen, el trabajo a tiempo parcial aumenta y la media de horas trabajadas se reduce.
Esta combinación—crecimiento más lento, inflación más fría y una demanda laboral más laxa—crea margen para otro recorte sin poner en peligro el progreso de la inflación.
Expectativas de mercado: el recorte de diciembre ya está descontado
Los mercados de tipos muestran un alineamiento casi total en torno a un recorte de 25 puntos básicos en diciembre. La atención se centra en 2026, donde los futuros implican tres o cuatro recortes adicionales, llevando la tasa de política hacia el 3,00%–3,25% a mediados de año si la desaceleración continúa.
Las expectativas se han estabilizado tras la volatilidad del cuarto trimestre, ya que la comunicación de la Fed ha enfatizado los riesgos laborales y la dependencia de los datos por encima de un calendario de relajación preestablecido. Los inversores ven ahora la postura de la Fed como acomodaticia pero disciplinada, buscando equilibrio en lugar de estímulo.
Perspectiva de los responsables políticos: una mediana dovish, cautela hawkish
El SEP de septiembre pone de relieve la división interna del comité. La proyección mediana anticipa 2–3 recortes hasta diciembre, situándose en torno al 3,50%–3,75%, pero varios participantes prefieren mantener los tipos cerca del 4%, por preocupación ante la persistencia de la inflación en la vivienda.
El presidente Powell enfatiza que la política está “bien posicionada” y totalmente guiada por los datos. Los halcones advierten que relajar demasiado pronto podría desestabilizar las expectativas de inflación.
Las palomas apuntan al deterioro de los principales indicadores laborales, argumentando que esperar incrementa el riesgo de un aterrizaje más brusco.
El SEP actualizado de diciembre mostrará si la debilidad del empleo está inclinando el consenso interno hacia una senda de relajación más clara en 2026.
Factores detrás del recorte de diciembre
Cuatro dinámicas definen el cálculo de la Fed:
1. Enfriamiento del mercado laboral
El aumento del desempleo, el menor crecimiento de las nóminas y la moderación de los salarios reducen la presión sobre los precios. La relajación preventiva refleja la estrategia de la Fed en 2019 para proteger la expansión antes de que una recesión se acelere.
2. Progreso de la inflación
El PCE subyacente cerca del 2,6% señala un progreso significativo pero no la culminación. La inflación en la vivienda puede retrasar recortes más profundos, por lo que los pasos incrementales son el enfoque preferido.
3. Variables fiscales y globales
Un posible estímulo fiscal bajo la próxima administración podría sumar presión sobre la demanda a corto plazo en 2026. Las pausas sincronizadas de los bancos centrales reducen la divergencia global de tipos pero exponen la política de EE. UU. a dinámicas de contagio.
4. Condiciones financieras
Los mercados bursátiles fuertes y una curva de rendimientos más plana reflejan confianza en el aterrizaje suave, pero la reducción de los diferenciales de crédito y las valoraciones elevadas requieren cautela para evitar desequilibrios.
La modelización interna de la Fed aún asigna una alta probabilidad de recesión si los tipos permanecen restrictivos demasiado tiempo—otra razón por la que los recortes marginales se consideran gestión de riesgos y no estímulo.
Implicaciones para 2026: cambio al modo de mantenimiento
Un recorte en diciembre transiciona formalmente la política desde el ajuste máximo al modo de mantenimiento, con el objetivo de proteger el crecimiento mientras se permite que la inflación complete su descenso. Los efectos a corto plazo deberían ser positivos: bajada de tipos hipotecarios, mejora de las condiciones de financiación corporativa y renovado interés en activos de larga duración.
Un crecimiento del PIB del 1,8%–2,0% en 2026 sigue siendo alcanzable si los shocks externos se mantienen limitados. El tono de la rueda de prensa de Powell orientará las expectativas:
“progreso continuo” podría implicar recortes adicionales por delante,
“pausa para evaluar” puede señalar un ritmo más lento con dos recortes en 2026.
Los mercados vigilarán cómo la Fed equilibra su doble mandato si el empleo se debilita más rápido de lo que baja la inflación.
Conclusión: la precisión importa en la fase final
La reunión de diciembre representa un momento decisivo en el giro de la política de la Fed. Con la inflación cerca del objetivo, el crecimiento moderándose y los indicadores laborales debilitándose, un recorte de 25 puntos básicos es el siguiente paso lógico. Sin embargo, el camino más allá de diciembre dependerá totalmente de los datos entrantes, no de las previsiones. Las divisiones internas en el FOMC reflejan una incertidumbre real: la Fed debe recortar lo suficiente para estabilizar el mercado laboral y evitar un resurgimiento de la inflación.
Si el aterrizaje suave ha de mantenerse, la estrategia de la Fed hasta 2026 debe seguir siendo medida, flexible y anclada en los datos. Diciembre establece el marco; la respuesta de la economía determinará el resto.
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El giro de la Fed: Recortes de tipos en diciembre de 2025 y el camino hacia 2026
Un punto de inflexión en la política monetaria de EE. UU.
La reunión del FOMC del 9–10 de diciembre cierra un año definido por un giro controlado desde una política monetaria restrictiva hacia una relajación propia de las primeras fases del ciclo. Tras dos recortes de 25 puntos básicos en septiembre y octubre, los mercados esperan un tercer recorte en diciembre, situando la tasa de fondos federales en el rango del 3,50%–3,75%.
El objetivo de la Fed ha cambiado: preservar la estabilidad del mercado laboral mientras finaliza el proceso de desinflación sin reavivar las presiones sobre los precios. Con el crecimiento enfriándose desde los máximos posteriores a la pandemia y comenzando a aparecer tensiones en los datos de empleo, esta reunión fijará las expectativas para la política de 2026 y determinará si el “aterrizaje suave” sigue siendo creíble.
Contexto económico: moderación con fragilidad
El impulso económico al comenzar diciembre se está desacelerando de forma controlada.
Se prevé un crecimiento del PIB cercano al 2% en 2025, reflejando la resistencia del consumo de los hogares, pero la inversión empresarial se ha debilitado debido a que los costes de financiación se mantuvieron elevados la mayor parte del año.
La inflación se ha enfriado drásticamente respecto a los niveles de 2022. El IPC general se estabiliza cerca del 3%, mientras que las medidas subyacentes permanecen firmes por la dinámica de vivienda y energía. La normalización de la oferta sigue presionando los precios de los bienes a la baja, pero alcanzar el objetivo del 2% probablemente se extienda hasta 2026.
El mercado laboral—la señal de riesgo crítica para la Fed—se está debilitando. El desempleo ha subido a mediados del 4%, el impulso de contratación se desvanece y el crecimiento salarial se ha moderado hasta alrededor del 3,5%. Bajo los datos principales, las vacantes laborales disminuyen, el trabajo a tiempo parcial aumenta y la media de horas trabajadas se reduce.
Esta combinación—crecimiento más lento, inflación más fría y una demanda laboral más laxa—crea margen para otro recorte sin poner en peligro el progreso de la inflación.
Expectativas de mercado: el recorte de diciembre ya está descontado
Los mercados de tipos muestran un alineamiento casi total en torno a un recorte de 25 puntos básicos en diciembre. La atención se centra en 2026, donde los futuros implican tres o cuatro recortes adicionales, llevando la tasa de política hacia el 3,00%–3,25% a mediados de año si la desaceleración continúa.
Las expectativas se han estabilizado tras la volatilidad del cuarto trimestre, ya que la comunicación de la Fed ha enfatizado los riesgos laborales y la dependencia de los datos por encima de un calendario de relajación preestablecido. Los inversores ven ahora la postura de la Fed como acomodaticia pero disciplinada, buscando equilibrio en lugar de estímulo.
Perspectiva de los responsables políticos: una mediana dovish, cautela hawkish
El SEP de septiembre pone de relieve la división interna del comité. La proyección mediana anticipa 2–3 recortes hasta diciembre, situándose en torno al 3,50%–3,75%, pero varios participantes prefieren mantener los tipos cerca del 4%, por preocupación ante la persistencia de la inflación en la vivienda.
El presidente Powell enfatiza que la política está “bien posicionada” y totalmente guiada por los datos.
Los halcones advierten que relajar demasiado pronto podría desestabilizar las expectativas de inflación.
Las palomas apuntan al deterioro de los principales indicadores laborales, argumentando que esperar incrementa el riesgo de un aterrizaje más brusco.
El SEP actualizado de diciembre mostrará si la debilidad del empleo está inclinando el consenso interno hacia una senda de relajación más clara en 2026.
Factores detrás del recorte de diciembre
Cuatro dinámicas definen el cálculo de la Fed:
1. Enfriamiento del mercado laboral
El aumento del desempleo, el menor crecimiento de las nóminas y la moderación de los salarios reducen la presión sobre los precios. La relajación preventiva refleja la estrategia de la Fed en 2019 para proteger la expansión antes de que una recesión se acelere.
2. Progreso de la inflación
El PCE subyacente cerca del 2,6% señala un progreso significativo pero no la culminación. La inflación en la vivienda puede retrasar recortes más profundos, por lo que los pasos incrementales son el enfoque preferido.
3. Variables fiscales y globales
Un posible estímulo fiscal bajo la próxima administración podría sumar presión sobre la demanda a corto plazo en 2026. Las pausas sincronizadas de los bancos centrales reducen la divergencia global de tipos pero exponen la política de EE. UU. a dinámicas de contagio.
4. Condiciones financieras
Los mercados bursátiles fuertes y una curva de rendimientos más plana reflejan confianza en el aterrizaje suave, pero la reducción de los diferenciales de crédito y las valoraciones elevadas requieren cautela para evitar desequilibrios.
La modelización interna de la Fed aún asigna una alta probabilidad de recesión si los tipos permanecen restrictivos demasiado tiempo—otra razón por la que los recortes marginales se consideran gestión de riesgos y no estímulo.
Implicaciones para 2026: cambio al modo de mantenimiento
Un recorte en diciembre transiciona formalmente la política desde el ajuste máximo al modo de mantenimiento, con el objetivo de proteger el crecimiento mientras se permite que la inflación complete su descenso. Los efectos a corto plazo deberían ser positivos: bajada de tipos hipotecarios, mejora de las condiciones de financiación corporativa y renovado interés en activos de larga duración.
Un crecimiento del PIB del 1,8%–2,0% en 2026 sigue siendo alcanzable si los shocks externos se mantienen limitados.
El tono de la rueda de prensa de Powell orientará las expectativas:
“progreso continuo” podría implicar recortes adicionales por delante,
“pausa para evaluar” puede señalar un ritmo más lento con dos recortes en 2026.
Los mercados vigilarán cómo la Fed equilibra su doble mandato si el empleo se debilita más rápido de lo que baja la inflación.
Conclusión: la precisión importa en la fase final
La reunión de diciembre representa un momento decisivo en el giro de la política de la Fed. Con la inflación cerca del objetivo, el crecimiento moderándose y los indicadores laborales debilitándose, un recorte de 25 puntos básicos es el siguiente paso lógico.
Sin embargo, el camino más allá de diciembre dependerá totalmente de los datos entrantes, no de las previsiones. Las divisiones internas en el FOMC reflejan una incertidumbre real: la Fed debe recortar lo suficiente para estabilizar el mercado laboral y evitar un resurgimiento de la inflación.
Si el aterrizaje suave ha de mantenerse, la estrategia de la Fed hasta 2026 debe seguir siendo medida, flexible y anclada en los datos. Diciembre establece el marco; la respuesta de la economía determinará el resto.
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