AIOT, esta moneda, es realmente un caso de manual sobre cómo se lleva a cabo una estafa. Subió de poco más de trescientos dólares hasta dos mil ochocientos, los ballenas vendieron millones de dólares en la cima y luego desaparecieron sin dejar rastro. Mirando atrás, esa subida fue solo una trampa: esperaron a que los minoristas entraran por FOMO para aportar liquidez y luego, de repente, una fuerte caída hundió el precio.

Este tipo de jugada se ha visto demasiadas veces en las shitcoins: al principio controlan el precio y lo suben para crear historias de enriquecimiento rápido, a mitad de camino aumentan el volumen para atraer a los incautos, y al final, sin previo aviso, desploman el precio y se largan. El gráfico de velas de AIOT ahora es una broma; todo está lleno de minoristas atrapados.

La temporada de shitcoins aún ofrece oportunidades, pero hay que elegir proyectos respaldados por fundamentales, no simples esquemas de pump and dump. Monedas como esta, cuya liquidez depende totalmente de los ballenas y que carecen de cualquier base sólida, mejor ni tocarlas.