El mercado de criptomonedas ha mostrado recientemente una alta volatilidad. El Bitcoin ha oscilado repetidamente en el rango de 88.000 a 93.000 dólares, intensificándose la lucha entre alcistas y bajistas; Ethereum, respaldado por expectativas de actualización, muestra una mayor resistencia a la caída. Los fondos institucionales siguen entrando, pero el sentimiento minorista se enfría y el índice de miedo y avaricia retrocede a niveles neutros. Las señales de regulación global más estricta son cada vez más frecuentes: algunos países endurecen las restricciones a las transacciones y el proceso de cumplimiento normativo se acelera. A corto plazo, la liquidez macroeconómica y los riesgos geopolíticos siguen siendo las variables dominantes, por lo que es necesario estar alerta ante posibles cisnes negros; el valor a largo plazo sigue dependiendo de la aplicación de la tecnología y la expansión del ecosistema.
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