En 2025, debido al endurecimiento de la liquidez global, el aumento de la presión financiera y la salida de capitales, los inversores mostraron una clara preferencia por activos refugio como el oro, mientras que el rendimiento del Bitcoin se vio relativamente presionado. El oro al contado ha mantenido su fortaleza, encontrando soporte cerca de los 4000 dólares y con perspectivas de avanzar hacia la zona de resistencia en los 4500 dólares. En contraste, el Bitcoin retrocedió tras alcanzar un máximo histórico en octubre, lastrado por el endurecimiento del financiamiento y la presión del apalancamiento en el mercado, buscando en estos momentos un rebote en el importante soporte de los 80.000 dólares.
Los factores macroeconómicos han provocado una clara divergencia entre ambos activos: la tasa de financiación overnight (SOFR) se sitúa cerca del 4,0%, la cuenta general del Tesoro (TGA) se mantiene en niveles elevados, la liquidez global está restringida y la presión financiera sistémica aumenta. La demanda de los inversores por activos de riesgo ha disminuido, mientras que la demanda de activos refugio se ha incrementado, impulsando así el precio del oro. Al mismo tiempo, la volatilidad en los mercados financieros y el cierre de operaciones de arbitraje han intensificado la presión a corto plazo sobre el Bitcoin.
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En 2025, debido al endurecimiento de la liquidez global, el aumento de la presión financiera y la salida de capitales, los inversores mostraron una clara preferencia por activos refugio como el oro, mientras que el rendimiento del Bitcoin se vio relativamente presionado. El oro al contado ha mantenido su fortaleza, encontrando soporte cerca de los 4000 dólares y con perspectivas de avanzar hacia la zona de resistencia en los 4500 dólares. En contraste, el Bitcoin retrocedió tras alcanzar un máximo histórico en octubre, lastrado por el endurecimiento del financiamiento y la presión del apalancamiento en el mercado, buscando en estos momentos un rebote en el importante soporte de los 80.000 dólares.
Los factores macroeconómicos han provocado una clara divergencia entre ambos activos: la tasa de financiación overnight (SOFR) se sitúa cerca del 4,0%, la cuenta general del Tesoro (TGA) se mantiene en niveles elevados, la liquidez global está restringida y la presión financiera sistémica aumenta. La demanda de los inversores por activos de riesgo ha disminuido, mientras que la demanda de activos refugio se ha incrementado, impulsando así el precio del oro. Al mismo tiempo, la volatilidad en los mercados financieros y el cierre de operaciones de arbitraje han intensificado la presión a corto plazo sobre el Bitcoin.