A medianoche me despertó WeChat, el estudiante Xiao Yang envió siete u ocho mensajes de voz: "Realmente sospecho que esta plataforma me está vigilando, cada vez que compro, ¡hay una gran caída! Justo después de reducir pérdidas, ¡vuelve a despegar..."

Escuchando su voz de desesperación, de repente recordé a aquel yo estúpido de 2019.

Ese año me fijé en un token de una cadena de bloques y entré en la compra a 0.08 dólares. Cuando subió a 0.12 dólares pensé "esperaré a que llegue a 0.15"; pero, como resultado, retrocedió a 0.1 dólares y me asusté, así que rápidamente compré más. Lo más increíble es que, cada vez que intentaba hacer algo, el precio del token parecía estar bajo un hechizo y se desplomaba instantáneamente. Después de cinco operaciones desastrosas, los 1500 dólares de capital se evaporaron directamente a 400 dólares.

En ese momento realmente fui a discutir con el servicio al cliente: "¿Acaso ustedes vendieron mis datos de transacción a los manipuladores?"

Más tarde conocí al viejo Wu, el creador de mercado, y le mostré mis registros de operaciones. Este tipo se rió tanto que le salieron lágrimas: "Hermano, esa cantidad de capital que tienes no hace ni una pequeña ola en el mercado."

Él me mostró los datos de profundidad de ese momento: en el rango de 0.08 a 0.12 dólares, había decenas de órdenes grandes por decenas de millones de dólares. ¿Y mi pequeña posición? El robot probablemente ni siquiera la reconocería al barrer las órdenes.

En ese momento entendí: lo que se llama "el mercado está en mi contra" es pura auto-sustos de los pequeños inversores.

Detrás de esta ilusión hay tres trampas mentales mortales:

**Primero, memoria selectiva.**
Solo recuerdas las diez veces que compraste y luego cayó, pero olvidas que las cinco veces que vendiste fueron en realidad porque no supiste mantenerte. El cerebro humano tiene una inclinación natural a guardar rencor, el dolor de las pérdidas se amplifica por tres, mientras que la sensación de las ganancias se olvida en un instante.

**Segundo, inversión de causa y efecto.**
No es que tú lo compraste y luego cayó, sino que ya estaba cayendo y tú decidiste atrapar un cuchillo volador. Las personas que compran alto y venden bajo siempre sienten que el mercado está jugando con ellos, en realidad son ellos quienes están reemplazando el juicio con emociones.

**Tercero, sobrestimar su propia influencia.**
El mayor problema de los pequeños inversores es que se creen muy importantes. Órdenes de miles o decenas de miles de dólares, en un mercado con un volumen diario de miles de millones, no son ni un bache. Los grandes operadores que controlan el mercado necesitan una batalla de capitales en millones o decenas de millones, no están atentos a tu pequeña posición.

Mirando hacia atrás, lo que perdí en ese momento no fue por mala suerte, sino por falta de conocimiento.

El mercado nunca está dirigido a nadie, simplemente castiga fríamente a aquellos que operan de manera emocional. Los verdaderos expertos ya lo han entendido: en lugar de dudar de que otros hagan trampa, es mejor preguntarse a uno mismo primero -

¿Esta operación está impulsada por estrategias o por adrenalina?