2025 comenzó con un giro inesperado que nadie vio venir—bueno, tal vez algunos sí. El nuevo régimen arancelario ha lanzado a las salas de juntas corporativas en modo caos. Los ejecutivos están en apuros, las presentaciones de estrategia se están reescribiendo de la noche a la mañana, y la palabra "incertidumbre" ni siquiera comienza a abarcarlo.

¿Cuál es el plan cuando las reglas del comercio cambian de la noche a la mañana? Aparentemente, hay tres caminos principales que están tomando las empresas. Algunos están apostando por la resiliencia, otros por la flexibilidad, y unos pocos simplemente esperan aguantar. El hecho es que nadie sabe realmente qué estrategia gana hasta que se asienten las cosas.

Esto ya no se trata solo de fabricación o logística. Cuando el comercio global se complica, los flujos de capital se vuelven extraños. El apetito por el riesgo disminuye. Los mercados reaccionan. Y sí, eso incluye criptomonedas y activos digitales, porque cuando las finanzas tradicionales estornudan, los mercados descentralizados también se resfrian.

La verdadera pregunta: ¿estamos presenciando una tormenta temporal o un cambio estructural? El tiempo lo dirá. Pero una cosa es segura: la adaptabilidad se convirtió en el activo más valioso de cualquier balance.