El proyecto Plasma no juega con esos conceptos llamativos: no pretende ser el "rey de las mil cadenas", sino que se centra en una cosa: hacer que las monedas estables en dólares fluyan de manera tan suave como tus transferencias habituales. Este enfoque se destaca como especialmente claro entre un montón de proyectos de encriptación que quieren hacer de todo.

Su posicionamiento es muy claro: no viene a competir con Ethereum o Bitcoin, sino a realizar esas tareas que suenan aburridas pero son súper clave de manera sólida: transferencias, pagos de facturas, pagos de salarios, pagos transfronterizos. En otras palabras, quiere que cuando uses la moneda estable, sea tan natural como enviar un sobre rojo por WeChat, sin tener que pensar demasiado.

Esta ruta de "solo hacer infraestructura de pagos" se ha convertido en su mayor etiqueta de diferenciación en un mercado donde todos quieren contar grandes narrativas.