Bank of America ha anunciado la integración de recomendaciones para la asignación de activos digitales en sus servicios de gestión patrimonial y, por primera vez, ofrece orientación explícita sobre la composición de portafolios. Los clientes de Merrill, Bank of America Private Bank y Merrill Edge ahora reciben asesoramiento oficial para destinar entre el 1 % y el 4 % de sus portafolios a activos digitales. Esto abre la puerta a que los clientes participen en mercados innovadores.

(Fuente: Erik McGregor/LightRocket vía Getty Images)
Esta recomendación está dirigida principalmente a clientes que siguen de cerca las tendencias tecnológicas y se sienten cómodos con una mayor volatilidad en el mercado.
Desde el 5 de enero, el equipo de estrategia de inversiones de Bank of America hará seguimiento y cobertura oficial de cuatro ETFs de Bitcoin:
Bank of America indica que los inversores conservadores pueden optar por el extremo inferior del rango recomendado, mientras que quienes toleran mayor riesgo pueden considerar asignaciones más elevadas.
Hasta ahora, los clientes de banca privada de Bank of America debían solicitar acceso a productos de activos digitales, ya que los asesores no podían recomendarlos de manera proactiva. Con el crecimiento de la demanda, Bank of America afirma que esta actualización de política refleja el creciente interés del mercado por los activos digitales. El responsable de soluciones de inversión añade que la demanda de productos de activos digitales regulados por parte de los clientes está aumentando rápidamente.
Bank of America no es la única gran entidad financiera tradicional que revisa su estrategia respecto a los activos digitales. En los últimos meses, varias entidades de Wall Street han publicado nuevas directrices para la asignación de activos digitales:
Además, Morgan Stanley, Schwab, Fidelity y JPMorgan permiten a sus clientes adquirir determinados ETFs de criptomonedas.
En los últimos años, la política sobre activos digitales en Estados Unidos evolucionó rápidamente. Se eliminaron las restricciones previas sobre la participación de los bancos en activos digitales, lo que permitió una regulación más clara y animó a más entidades financieras tradicionales a entrar en el sector.
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A medida que las principales instituciones financieras siguen adaptando sus estrategias y adoptando activos digitales, la nueva orientación de Bank of America marca un punto de inflexión para la gestión patrimonial tradicional. Los activos digitales han dejado de ser una asignación experimental y se están consolidando como parte de las carteras de inversión convencionales. Con marcos regulatorios más claros y una oferta más amplia de productos financieros, los activos digitales están preparados para desempeñar un papel cada vez más relevante en los mercados financieros globales, brindando a los inversores un entorno de mercado más desarrollado y accesible.





